Ánimos Tito!

Cuando uno se entera de noticias como la de este pasado viernes, uno siente que la vida es compleja, imprevisible y efímera. Es una verdad que puede con todo y con tod@s, a veces por suerte, a veces por desgracia. Cuando Tito cogió las riendas en Can Barça, la gente en general se centraba en como iba a hacer desaparecer la alargada sombra que había dejado el Pep, pero apenas en las cartas con las que tendría que compatibilizar su cargo de entrenador con su partida difícil ante un compañero de juego fatal, que todo lo arrasa cuando vence, que cuando pierde también sabe dejar su impronta.

En sus primeros meses en el cargo, su Barça maravilló a todos con un ritmo liguero imparable, que le llevó a dejar la liga sentenciada en apenas dos o tres meses y que llegó a recordar al que tenía el Pep Team I, cuando todo el mundo dudaba de cuantos goles iba a meter el conjunto blaugrana en cada partido.
Pero entró el invierno, y con él la recaída en su enfermedad diagnosticada en noviembre de 2011, el 20 de diciembre del año pasado. Eso solo fue un adelanto de lo que hoy tenemos presente. Se fue acto seguido a Nueva York para recibir un tratamiento costosísimo, a la vez que durísimo, para intentar doblegar a su puñetero compañero. Jordi Roura, su segundo, asumió entonces el timón del barco catalán, siendo consciente de lo difícil que iba a ser su cometido: intentar que lo deportivo minimizase el fuerte impacto provocado por la temporal marcha del líder en un vestuario que, para colmo, estaba empezando a verse mermado por lesiones fruto, en mi opinión , de ilógicas pretemporadas desde el punto de vista de las distancias a recorrer en pocos días.

El Barcelona no fue capaz de dar, a partir de entonces, la imagen usual en los últimos años, y eso empezó a reflejarse en los resultados . En Champions, dos remontadas, ante Milán en octavos y PSG en cuartos, y la severa paliza por 7-0 ante el campeón de Europa actual en el global de semis. En la Copa del Rey, eliminados en semis por el Real Madrid, dándole la puntilla en el Camp Nou tras dar una imagen muy mediocre en el que fue el último encuentro del portugués errante( ya sabéis quien es) en el coliseo culé.

Tito, por tanto, ha dejado y deja un vacío en el club barcelonés que veremos quien es capaz de llenar.
Surge de nuevo la cuestión, como ya sucedió con Guardiola, de saber como el Barça será capaz de hacer borrón y cuenta nueva de todo lo pasado y de cómo el destino resolverá el encuentro que a cara de perro mantienen el de Girona y su cruel compañero. Apoyos en esta lucha no le faltan, que no entienden de colores ni ideologías, de nacionalidades y de razas, ya que todos estaremos ahí para ayudarle a doblar el brazo de su enemigo en el convulso pulso que mantiene desde hace ya casi dos años con ese al que nadie quiere enfrentarse: el cáncer.