Social Icons

twitterfacebookgoogle pluslinkedinrss feedemail

Social Icons

lunes, 6 de febrero de 2017

Un monstruo con algo de ira arrasó en los Goya

El sábado se celebraron los premios Goya, que otorga la Academia del Cine español, este año presidida por la británica Yvonne Blake. El acto fue un poco papuchi: raro, raro, raro...

Ya empezando desde la alfombra roja. Porque situar el photocall dentro del hotel de la ceremonia, sin ninguna entrada un poco lucida, es cutre y pobre. Los insensatos como yo que fuimos por curiosidad, al menos, vimos un coche que llevaba a  Cayetana Guillén-Cuervo pararse sin accionar el freno de mano, lo cual hizo que la actriz desatara un poco su adrenalina, que duró poco, eso sí. Algunos actores, como Eduard Fernández y José Coronado, se pararon a hacerse fotos. Ante tanta espera y un tiempo inestable, el entretenimiento lo puso un extremeño, que al grito de: "prendaaaa, que vengo de Extremaduraa, Cácereees, a ver si te haces un retrato conmigoo.." o de jotas como: "de la uva sale el vinoo, de la aceitunaa el aceeiteee..." amenizó el rato. La realidad supera a la ficción... 

Decía que la gala fue rara porque la mejor película para los académicos, Tarde para la ira, no se ha llevado ni el premio a la mejor dirección, ni tiene al mejor actor o actriz protagonista. Eso sí, tiene el galardón a mejor guión original, mejor director novel (Raúl Arévalo) y mejor actor de reparto (Manolo Solo). También ha conseguido poner de acuerdo a productores, crítica y cineastas en que, para ellos, es el mejor largometraje del año. 

La ópera prima de Arévalo consiguió amargarle la fiesta a Bayona y su monstruo, que se llevó nueve premios, incluido el de mejor dirección, pero no consiguió el de mejor cinta. Ha ganado todos los premios técnicos -sonido, efectos especiales, montaje-, lo cual hizo que el director de Terrasa estuviese a punto de llorar. Como para no, de dirigir videoclips de Camela a Mundo Jurásico 2... 

Además, una misma persona ha conseguido dos cabezones en la misma noche. Se trata de Emma Suárez, ganadora de los Goya a mejor actriz protagonista por Julieta, que solo se llevó ese premio y mejor actriz de reparto, por La propera pell.

Se acentúa la sensación de exotismo cuando se ve a la orquesta Film Symphony interpretar piezas musicales durante toda la ceremonia, incluyendo las bandas sonoras de las cintas finalistas.
El detalle es innovador respecto a ediciones anteriores, pero con tanta gente en el escenario y un atril tan pequeño, subir al escenario, más que un premio, es un castigo.

La gala fue más ágil que otros años, pero sigue durando tres horas. Es muchísimo tiempo para mantener a tanta gente pegada a la pantalla por la 1 o en el auditorio del hotel Madrid Marriott Auditorium. Se conoce que allí Jesucristo se dejó en su momento el gorro y los zapatos, madre mía, qué lejos del mundo...

Otro nombre propio fue Roberto Álamo. El protgonista de Que Dios nos perdone se convierte en el tercer español, tras Guardiola y Luis Enrique, en ganar un triplete - Forqué, Feroz y Goya a la mejor interpretación masculina -.

El monólogo de Rovira fue más comedido que el del año pasado y el de presidenta y vicepresidente primero de la Academia, tuvo un tono menos belicoso- si alguien acierta a contar cuantas veces hace círculos con el dedo y pestañea Bayona le doy 100€- Desde la moderación y los argumentos, se celebró el buen año para las producciones españolas y su aportación a las arcas del Estado.

La gala terminó con el Goya a mejor película que lo entregaron Penélope Cruz y Alejandro Amenábar, y fue, como ya se ha dicho, Tarde para la ira, aunque la más galardonada ha sido Un monstruo viene a verme.


Un servidor, mojado, con Amenábar, director de cine.







No hay comentarios:

Publicar un comentario

 

Vistas de página en total

 
Blogger Templates