Un triple salto mortal con tirabuzón hacia atrás culminado de pie. Una historia de historias. Un viaje a las grandezas y miserias del ser humano. Una lección vital. Se puede definir de muchas maneras y más la última película de Juan Antonio Bayona, Un monstruo viene a verme.
Porque el director catalán consigue mezclar la majestuosidad y el atractivo de los efectos especiales con el realismo terrenal y cruento de la historia, hilvanado todo con una precisión de orfebrería de muchos quilates. Las moralejas y entrañas de la trama son amplificadas con el enorme trabajo de postproducción que se ha llevado a cabo. Por no hablar de los detallados planos que te hacen entrar en la historia como si de una experiencia de realidad virtual se tratara.
El argumento, del que son culpables su guionista y creador de la novela que inspira el largo, Patrick Ness, y Bayona, tiene tantas ramificaciones como las del monstruo, y nos enseña tantas moralejas que no se pueden - ni deben- detallar aquí.
Imagen: sensacine.com
Mención destacada merece el reparto, especialmente el protagonista, Lewis Macdougall.
Este escocés de 14 años presenta sus credenciales por la puerta grande para ser un nombre propio tenido muy en cuenta. Su peso en la película es tan grande como su actuación, en la que se ha dejado el alma. No sé si el hecho de ser huérfano de madre en la vida real ha influido, pero su impronta en la peli es de matrícula de honor.
También Felicity Jones, madre en la obra, hace un papel notable. Va de puntillas por la historia, pero su presencia es mucho más grande que su imagen. Sigourney Weaver tiene a su vez una interpretación sobria pero excelente.
En definitiva, yo no sé si son blandos o machotes, pero esta cinta es altamente recomendable para todos.
