El partido tuvo una previa emotiva, marcada por el recuerdo hacia las víctimas de los atentados de París de la noche del trece de noviembre. Tras ello, el balón echó a rodar y, tras unos primeros minutos de tanteo, en los que hubo posesiones largas del Barça y un acercamiento de Ronaldo, tras autopase que supera al central Mascherano y que ataja sin problemas el portero visitante Claudio Bravo, el equipo catalán empezó a mostrar una gran eficacia en sus pases y en su presión en la salida de balón merengue.
Los azulgrana avisaron antes del primer gol con una jugada terminada por Neymar dentro del área pequeña madridista, que acabó en las nubes. Pero poco después se iba a materializar el claro dominio catalán en una jugada en la que Sergi Roberto, rompiendo una línea defensiva blanca, le mete un pase medido a Luis Suárez, que de primeras tira con el exterior de la bota para batir a Keylor Navas, que ayer no tuvo su noche-bueno, ni él ni nadie-.
Solo era el primer cuarto de hora de partido y al Madrid ya se le ponía el choque cuesta arriba. Para el Barça fue un alivio conseguir el gol, ya que podían encarrilar el partido desde el principio y obligaban al equipo local a presionarles más arriba, lo cual les dejaba más espacio atrás para lanzar ataques letales. El Real no tuvo alma en ningún momento, azotado por una enorme incomodidad, fruto de la falta de posesión de balón de unos jugadores, como Modric o James, que les crea problemas, ya que se vieron obligados a correr detrás de sus rivales para presionar y ganar la bola, y eso es algo que no están acostumbrados a hacer.
Todo lo contrario le ocurría al Barcelona, que tocaba y tocaba con una facilidad pasmosa, como si fuera un entrenamiento, y que presionaba al Madrid en bloque y con una enorme voracidad cuando no tenían el balón. Los blancos estaban impotentes, y los culés se movían con la sutileza de un bailarín de claqué y la precisión de un reloj suizo.
Y es que, en apenas cuarenta minutos, los culés se pusieron 0-2 con un tiro de Neymar a pase de Iniesta, que se le cuela a Navas por debajo. Parecía que todo terminaba demasiado rápido, y más aún cuando entre Neymar y Suárez se fabricaron una jugada que no fue gol gracias a la prodigiosa intervención de Marcelo bajo palos. En ese momento, el público del Bernabéu, que ya se estaba conteniendo las ganas, la tomó con jugadores, entrenador e incluso con el presidente. Hubo una enorme pañolada en las gradas, entre gritos de "¡Florentino, dimisión!" para acompañar a los jugadores al túnel de vestuarios.
En la segunda mitad, parecía que el Madrid salía con otro aire, dispuesto a hacer cambiar el rumbo del encuentro, y es que las ocasiones de Marcelo, con una jugada personal, y James, con un tiro desde la frontal del área que saca de forma magistral Bravo, dieron esperanzas a la parroquia blanca de que aun no estaba todo el pescado vendido. Finalmente, la jugada entre Iniesta y Neymar, que dio pie a un golazo por la escuadra del machego, y el gol de Suárez tras mano a mano con el portero madridista, seguido de una insultante superioridad azulgrana y pasividad merengue, dejaron el Clásico guardado en los anales de la historia del Barça, que ayer demostró que, ahora mismo, es el mejor equipo del mundo.
Imagen:AFP
