El italiano, que salía último en la parrilla de salida por la penalización que el Campeonato le impuso en Malasia por un incidente con Márquez en el que fue acusado de obstaculizar su trayectoria, ha salido con el cuchillo entre los dientes y en la segunda vuelta ya había adelantado a 14 pilotos.
El balear, sabedor de que Rossi no se lo pondría fácil, estuvo muy rápido desde el principio, marcando los mejores tiempos de la carrera, e intentando mantener la distancia con Márquez y Pedrosa, las dos Honda que salieron tras Lorenzo al inicio. Nunca le llegaron a adelantar, dada la gran velocidad de la Yamaha, a pesar de que en las frenadas los dos pilotos catalanes se le pusieron cerca en las últimas diez vueltas, cuando Rossi ya iba cuarto.
A Valentino solo le quedaba esperar que a su compañero de equipo lo adelantaran las Honda para ser así campeón del mundo, ya que con un puesto de diferencia, el italiano hubiera superado en puntos al español en la clasificación final del campeonato.
Al final, nada de eso sucedió y Jorge Lorenzo pudo llorar de alegría en la vuelta de honor nada más terminar la carrera. Rossi, a pesar de no lograr su objetivo, se mostró visiblemente contento por el trabajo realizado. Hizo todo lo que podía hacer, y eso, cuando ya has ganado nueve mundiales en la máxima categoría del motociclismo, demuestra que ya es una leyenda de este deporte.
El piloto mallorquín ha conseguido hoy su tercera corona en MotoGP, la quinta de su carrera. Se convierte así en el piloto español con más títulos en la mayor cilindrada del motociclismo, tras los dos entorchados de Márquez(2013 y 2014) y el de Alex Crivillé(2000).
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